El
comienzo de la Guerra Civil sorprende a Manuel de Irujo en el
transcurso de un almuerzo con empresarios papeleros en un caserío
de Andoain. Tras recibir las noticias de la sublevación
Irujo se traslada a San Sebastián donde se reúne
con el Gobernador Civil, el republicano navarro Artola Goicoechea,
el cual le asegura que la sublevación estaba controlada
y que no había motivos de preocupación. Ese mismo
día, el EBB del PNV, tenía previsto celebrar una
reunión en Pamplona, que no se llega a celebrar ante los
acontecimientos que se estaban produciendo en la capital navarra.
Finalmente parte de los dirigentes nacionalistas optan por reunirse
en San Sebastián y acordaron que el PNV se mantendría
neutral ante los acontecimientos que se estaban produciendo.
Esta toma de
postura suponía una desautorización de lo manifestado
por Manuel de Irujo y el también diputado nacionalista
por Guipúzcoa, Manuel Lasarte. Ambos, tras mantener una
entrevista con el Gobernador Civil, habían garantizado
a éste el posicionamiento del PNV con la República.
Ante esta situación, el director del periódico nacionalista
"El Día", José Lecaroz, consulta con Irujo
y ambos deciden retrasar la publicación de la nota y tratar
de convencer a la dirección del PNV de que la neutralidad,
en las circunstancias que se estaban produciendo, era imposible.
Finalmente, y con varios dirigentes nacionalistas –entre los que
se cuenta Irujo- refugiados en casa de la familia Estornés,
se consigue, tras largas conversaciones, que la citada nota no
vea la luz y que la dirección del PNV se posicione junto
a la República.
A partir de este
momento la actividad de Manuel de Irujo corrió paralela
a la del resto de las autoridades guipuzcoanas, participando activamente
en lograr la rendición de los cuarteles el día 28
de julio, con lo que la sublevación quedó definitivamente
derrotada en Guipúzcoa. Tras estos acontecimientos Irujo
centra sus esfuerzos en la protección de las vidas de los
detenidos. A pesar de ello no logra evitar que el Comandante Militar
de San Sebastián sea asesinado y que la cárcel de
Ondarreta sea asaltada el 30 de julio y fusilados un elevado número
de detenidos. Este hecho, sin embargo, produjo una seria crisis
en las filas de los defensores de la República, con sucesivos
ceses del comisario del Orden Público, cargo por el que
pasan varios nacionalistas, al quedar esta comisaría en
manos del PNV. Como aspecto destacado podemos hacer notar que
se hizo pública una nota de condena por parte de la Junta
de Defensa, algo que era insólito en la zona republicana
en el verano de 1936. Irujo participó en todas las gestiones
humanitarias que se produjeron en los meses de julio y agosto
de 1936 y de entre las mismas podemos destacar las gestiones para
lograr el traslado a Francia del Conde de Romanones.
La tercera vertiente
de la actividad de Irujo en Guipúzcoa, en los primeros
meses de la Guerra Civil, se concreta en el desempeño de
su cargo de presidente de la Junta de Defensa de Azpeitia, integrada
exclusivamente por nacionalistas. Pese a que es poca la documentación
que se ha conservado de las mismas podemos afirmar que la principal
preocupación de Irujo fue conseguir armas para los batallones
nacionalistas.
Pedro Barruso, I.E.S Alvar Núñez
(Jerez de la Frontera, Cádiz)
Fotografía: Enciclopedia Lur |